Apuntes sobre el cambio político en Cuba
¿Es necesario un cambio? Personalmente considero que es la única opción si queremos lograr la felicidad y poder poner en función de nuestro bienestar, y el de la sociedad, todos los recursos humanos e intelectuales que poseemos. El actual sistema en más de cincuenta años ha comprobado fehacientemente que sólo es capaz de producir calamidad.
¿Dónde debe ser el cambio? El cambio del actual sistema político existente en nuestra patria deberá producirse en Cuba. Desde el extranjero se puede producir un apoyo importante, pero el pollo del arroz con pollo está en el caimán.
¿Quiénes deber hacer el cambio? Los protagonistas tienen que ser los cubanos. Existe una oportunidad formidable: los cubanos residentes en el exterior poseen una experiencia internacional muy útil y medios económicos que pueden ayudar al cambio; los residentes en la isla son la mayoría y tienen un gran peso por su fuerza política.
En la isla existe una pequeña disidencia interna admirable y heroica. En su contra tienen una aplastante represión del estado, muy pocos recursos materiales, y sobre todo el miedo y el desaliento que invade a la mayoría. Esos cubanos representan la dignidad del cubano y nuestras tradiciones heroicas; pero sin lograr el apoyo de una masa crítica de cubanos dentro de la isla no podrán lograr mucho más a corto plazo. La inmensa mayoría de los residentes en la isla no los conocen, o tienen una imagen distorsionada de esos patriotas.
Según un estimado de Julio del 2012, la población de la isla era de 11,075244 habitantes. De esa cifra el 12% tenía 65 años o más. Esa fue la generación que hizo la “revolución” o se involucró conscientemente en ella. Por supuesto, que no hablamos de la totalidad de ese 12%. El futuro de la población está en crisis, pues solo el 17% tiene menos de 14 años y el crecimiento de la población es negativo. Posiblemente ese es uno de los mayores retos en la isla.
Por lo tanto la población que puede protagonizar el cambio es el 71% de la población que se encuentra entre los 15 y los 64 años y que viven fundamentalmente en grandes centros urbanos.
La edad promedio de los cubanos en la isla es de 38,9 años. Estos son cubanos que nacieron y se educaron bajo un régimen totalitario. Muy pocos tienen educación religiosa, y la educación formal prácticamente ha dependido totalmente de la influencia familiar, y el ambiente social de la chusma y la falta de respeto es patente en algunos sectores. Son ciudadanos que han visto como normal el participar en las actividades del sistema, porque era el único medio posible. Por lo regular su información de la vida en el exterior es distorsionada.
La inmensa mayoría de esos cubanos en edad productiva ven las posibilidades de mejorar su nivel de vida, sólo en el extranjero o el trabajar vinculados al extranjero. Los recientes cambios en la política migratoria del estado cubano ha hecho de nuevo renacer una ilusión que ha sido la misma que ha existido desde la revolución: poder salir.
Es importante poder comprender este contexto de manera objetiva y ayudar a nuestros hermanos a vencer las condiciones que han marcado sus vidas sin ellos elegir esa opción. Sólo cuando puedan conocer y evaluar la realidad, es que se pueden considerar verdaderos responsables de sus actos.
Es necesario trabajar para crear una masa crítica que permita el cambio en la isla. Mientras que los diferentes grupos de cubanos se rechacen entre sí está garantizada la continuidad del régimen. Si desde el pluralismo propio de la democracia no se logran identificar los puntos comunes, y prima sobre todo el respeto y el amor, será imposible un cambio.
En el exilio existen muchos cubanos que ya se conformaron con quedarse fuera de la isla. Han logrado cierta comodidad o forma de vida, han creado vínculos familiares que los atan ya a otras tierras y el cambio en la isla es un deseo, pero no su objetivo de vida. Viven en el resentimiento y se conforman sencillamente con rechazar a los cubanos que no coinciden con ellos. Se conforman con criticar por criticar, viven en el pasado aunque hablan en el presente. Se conforman con pequeñas victorias pírricas.
Considero eso es parte de la pluralidad. Pero en nuestras acciones y respuestas debemos tener muy claros cuales son los objetivos y trabajar en consecuencia. Las acciones que soportan la imagen de un exilio recalcitrante e intransigente resultan a la larga contraproducentes.
Estela Teresita Delgado