Chistes de mal gusto
Los chistes de
mal gusto en ocasiones pueden ser ejemplo de humor negro, o tragicomedias. Esto ocurre porque el que recibe el mensaje no
lo hace con el mismo beneplácito de quien lo emite.
Desde la tragedia
del 50 los cubanos hemos escuchado algunos de esos chistes. Muy famoso fue el
chiste del funcionario que a comienzos de la revolución compró para Cuba
barredoras de nieve. Las tragicomedias implican concatenar varias etapas. Por
ejemplo, me contaron que los equipos planificados para la central eléctrica de
Santa Cruz del norte eran tan grandes que no teníamos barcos para su traslado.
Se alquilaron los barcos, pero no teníamos puerto porque el de La Habana no tenía
capacidad para esos barcos. Finalmente entraron por Matanzas, pero no teníamos carretera,
porque el puente de Bacunayagua no soportaba el peso. Y finalmente hubo que
construir un puente por otra vía. No sé
en cuanto se encareció el proyecto debido a todos esos detallitos.
Sin embargo, no
aprendo. En ocasiones las situaciones son tan ridículas que se me hacen increíbles.
Alguien me mostró un programa de la televisión de Miami sobre las ventas de
autos en Cuba y pensé que se trataba de una comedia cómica. En mi mente no
concebía que luego de tantos años pudiera todavía ocurrir algo así. Pero nada
es imposible para la burocracia.
El precio de más
de un cuarto de millón de dólares por un auto regularcito del 2013 realmente responde
al humor negro más genuino. Lo que aún no entiendo es si se trata de una burla
a la población, y sin ton ni son quieren hacer mofa de ella, como si los
cubanos de la isla fueran ignorantes sin acceso a ninguna referencia.
Indudablemente que el desprecio de los gobernantes por los cubanos no tiene
límites.
En lo que al
transporte público se refiere yo tengo una posición con la cual posiblemente no
muchos coincidan. Pienso que la solución de este tema tiene que considerar la
situación específica de cada localidad, no puede ser igual la solución para la
transportación entre las montañas, donde la población esta dispersa; y la
situación en núcleos urbanos con una densidad elevada de población.
En las grandes
ciudades del mundo, con alta densidad de población, ya sea Nueva York, Madrid,
Paris u otras, se hace necesario un sistema de transporte público seguro y
eficiente que haga posible el traslado de un punto a otro y que requiera menos
autos privados; lo que se ayuda al
medioambiente, hace necesarios menos lugares de parqueo, y agiliza el tránsito.
Esa es la necesidad de Ciudad de la Habana, donde circulan a diario millones de
cubanos y extranjeros.
Sin embargo, en
cincuenta y cinco años el gobierno de Cuba no ha logrado un sistema de
transporte público eficiente y seguro en la capital. Ahora se les ocurre crear
un fondo vendiéndoles a los cubanos autos de más de un cuarto de millón de dólares.
Ese es otro chiste.
Estela Teresita
Delgado