El capítulo 19
del evangelio de Lucas nos habla de un acontecimiento que ocurrió cuando Roma
tenía ocupado el territorio de los judíos, por lo que aquellos encargados de
cobrar los impuestos representaban la injusticia y la opresión. El personaje del que se habla en ese relato
es Zaqueo, el que no sólo recaudaba los impuestos, sino que era jefe de los
cobradores. El evangelio también aclara que era muy rico.
Otra de las
características que le atribuyen a Zaqueo era que era bajo de estatura, y por
otros evangelios sabemos que en ocasiones las condiciones físicas también
reflejaban un comportamiento moral.
Pero Zaqueo actúa
de una manera inexplicable. El quería ver cómo era Jesús, y corrió para
conseguirlo, y como había muchas personas se subió a un árbol para poder verlo
pasar. A él no le importó ni su dinero ni su posición, él quería ver a Jesús y
para eso era capaz hasta de ponerse en una posición ridícula.
Yo estoy segura
que Jesús sabía perfectamente quien era Zaqueo. El evangelio relata que lo miró
y le dio la oportunidad de servirlo, pues le dijo que se quedaría en su casa.
Y de nuevo Zaqueo
se pone en marcha rápidamente y se relata que su puso muy contento con esta
oportunidad.
Enseguida comienzan los comentarios de los que
se consideraban justos, y correctos y
libres de pecados. La crítica a Jesús fue porque se iba a casa de un rico y de
un pecador. No se dice en la escritura la reacción de Jesús ante esos
comentarios. Yo creo que El sencillamente los ignoró.
Pero algo había
ocurrido en Zaqueo. El se comprometió a dar la mitad de sus bienes a los pobres
y resarcir en cuatro veces a quien él hubiera exigido algo injustamente. Es
evidente que se había producido un cambio en Zaqueo luego del encuentro con
Jesús. El sacerdote Marcial García dijo
hoy una frase que resume lo ocurrido: “El amor de Dios es el amor que nos hace
cambiar, que nos invita a ser mejores seres humanos”.
Al final de esta
sección Jesús nos recuerda que había venido a buscar y salvar lo que se había
perdido, y que Zaqueo también era descendiente de Abraham.
Yo creo
firmemente que para lograr la solución de Cuba debemos buscar a Jesús con
rapidez, y si es necesario subirnos a un árbol para llegar a Él, eso es lo tenemos que hacer. Y una de las maneras
más seguras de encontrar a Jesús es estudiando su palabra y poniendo en
práctica lo que nos plantea.
En este momento
la edad promedio de los cubanos residentes en la isla es de 38 años. Esos
ciudadanos cubanos no vivieron los acontecimientos históricos que nos han
llevado a la situación desastrosa que vive hoy el país. Sin tener culpa
recibieron una educación atea y se le inculcó la doctrina marxista. La mayoría
de ellos han trabajado para el estado que ha sido prácticamente el único
empleador durante décadas. Pero a pesar de todo eso somos un sólo pueblo con
una misma historia, valores nacionales, por eso el interés común debe ser el
desterrar el odio y lograr que se imponga el amor.
Es importante de
ofrecer a todos los cubanos la oportunidad de servir a la patria en la nueva
Cuba con ciudadanos libres, no sometidos a una dictadura de partido único. Y estoy
segura que llevando a nuestros hermanos el mensaje del amor, podremos lograr
que se abran sus ojos y su corazón. Es mi mayor deseo que la mayor cantidad
posible de cubanos se salve, porque sólo así podremos ser más felices todos.
Estela Teresita
Delgado