Sunday, June 22, 2014

El verdadero poder es el servicio


El día de ayer fue realmente gozoso porque recibí un gran regalo: el privilegio de participar en un taller con el título arriba expuesto. Este intenso y emotivo taller fue presentado magistralmente por el sacerdote Juan Carlos Paguaga, a partir del texto de un libro con ese título que recoge varias homilías del entonces cardenal Jorge Bergoglio.

Fueron muchos los mensajes motivadores y las enseñanzas, pero me quiero referir en esta ocasión a la observación de Maricela, una de las asistentes, sobre el llamado del papa Francisco en Lampedusa. En esa oportunidad Francisco nos hizo un llamado a recuperar la sensibilidad.

Lampedusa es la isla más al sur del estado italiano, y se encuentra sólo a 113 kilómetros, unas 70 millas, de Túnez. La isla es pequeña, tiene solo unos 20.2 kilómetros cuadrados (7.8 millas cuadradas) y cuenta con unos 4,500 habitantes.

La isa es el punto por donde llegan gran cantidad de inmigrantes indocumentados procedentes de África fundamentalmente. Se calcula que en los últimos 20 años han perdido la vida 25,000 desesperados que tratan de llegar a Italia en embarcaciones precarias.

Este fue el primer viaje del pontificado de Francisco. A pesar de no estar planificado este viaje, él quiso ir allí a orar y llorar por los inmigrantes que han muerto huyendo de la pobreza, del hambre, de las guerras y de la persecución, el drama con el que nos hemos acostumbrado a convivir. El viaje del papa se realizó al quedar impactado por un naufragio en la isla, en el que los inmigrantes murieron cuando con desespero  intentaron salvarse agarrándose a una red para pescar atunes.

El llamado a la sensibilidad fue impactante, pues además el padre Paguaga acompañó el mensaje con una diapositiva donde se mostraba una frase de Martin Luther King en 1965 “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”   Como colofón en la noche vi una película sobre la vida de la madre Teresa de Calcuta en EWTN, y en uno de los discursos dijo:”… debemos defender a nuestros niños de la indiferencia”

He continuado pensando sobre este mensaje. Nuestra capacidad de ser sensibles nos hace más humanos, y por lo tanto más divinos. No creo que un tigre se pase la noche llorando por el conejito que se comió, posiblemente duerma mejor por tener la barriga llena. Pero uno ser humano normal siente remordimientos por haber actuado mal sobre otro ser humano, es lo normal, y también se lamenta el mal que sufre un hermano.

Un gesto de sensibilidad abre una avenida en dos direcciones. La persona que está sufriendo la tragedia siente confianza de apoyarse en aquel es capaz de comprender su dolor, y por lo tanto se abre a recibir ayuda; y el que es capaz de sensibilizarse puede crecer en el espíritu y lograr grandes cosas.

Tal vez este mensaje me llegó tanto porque los cayos de la Florida son el Lampedusa cubano, algún día tal vez pueda conocerse cuantos cubanos han perdido la vida en el estrecho de la Florida. Y en ocasiones parece que nos hemos acostumbrado a la tragedia, y en ocasiones nos es más fácil el no intentar comprender las dimensiones del dolor, tal vez inmersos en el dolor propio. Esa es la clave de la inmovilidad en la actualidad.

Doy gracias a Dios por este profundo taller, y rezo porque la sensibilidad triunfe y la indiferencia cese, porque eso será una muestra de lo que va avanzando el amor. Y el amor es  el ingrediente indispensable para una mejor humanidad y una nueva Cuba.

Estela Teresita Delgado