El capitalismo funciona sobre la base de la libre empresa, por ello, no sólo existen mieles, sino también hieles. Los empresarios capitalistas tienen que enfrentar los aspectos menos dulces del sistema. Pondremos aquí algunos ejemplos:
1. La competencia. El capitalista no puede imponer el precio
que quiere o necesita, si se sale del mercado los clientes van a otros
proveedores. La competencia obliga al empresario a estar siempre mejorando y a ser
innovador.
2. Manejo de las finanzas. El empresario capitalista que se
equivoque en los cálculos pierde su dinero o puede que su empresa perezca.
3. Financiamiento. Para establecer cualquier negocio en el
sistema de libre empresa hace falta capital, y si el proyecto no es confiable
es muy difícil conseguir el dinero.
4. Costos. Los capitalistas tienen que cubrir sus costos y
uno de los más altos e importantes son los costos de la mano de obra.
Todas esas hieles dejan de existir en el Sopitalismo, la etapa superior del socialismo. El Sopitalismo se lleva a la práctica imponiéndole el socialismo al pueblo y el capitalismo socialista para la élite.
En el Sopitalismo no hay problema con la competencia porque el estado tiene el monopolio de la producción y distribución y por ello pone los precios que le venga en gana. Tampoco el empresario necesita mejorar, lo que ofrece es lo único en el mercado. El empresario sopitalista puede perder tanto dinero como quiera siempre que sea de la elite o invente una buena justificación.
Por si fuera poco, el Sopitalista puede minimizar sus costos, le puede pagar al obrero en una moneda devaluada y sin valor, o incluso puede tener mano de obra gratis si un ministerio asume el costo, por ejemplo, el ministerio de las fuerzas armadas.
Cuando un empresario Sopitalista dice: Sopitalismo o muerte, es porque así es.
Estela Teresita Delgado