Las huellas
A nuestro paso dejamos señales que indican nuestra
presencia. Las huellas en la arena son
borradas rápidamente por las olas del mar, pero las huellas en otras personas
son imperecederas.
Por primera vez encontré a Pepe y a Lila en mi parroquia.
Eran una pareja adorable, preciosa, simpática.
Llevaban más de cuarenta y cinco años de matrimonio y se apreciaba en
ellos el cuidado y el respeto del uno por el otro.
Pepito tenía una
inteligencia y jovialidad propia de las personas jóvenes, y pienso que así era
su espíritu. Cuando fuimos a una peregrinación a la Ermita de la Caridad con el
padre José del Olmo, Pepito nos habló mucho de la Virgen y en el regreso no
hizo reír a carcajadas con chistes cubanos.
En ocasión de una
misa por el 8 de Septiembre encomendaron a Pepe que hablara sobre la Virgen de
la Caridad. Su presentación fue impecable y profunda, con detalles y datos
sobre la historia de nuestra patrona, La Virgen de la Caridad del Cobre. Me
maravilló que pudiera captar la atención de los muchos que asistimos a ese
evento y que nos mantuviera a todos prendidos de sus palabras hasta el final.
José López era un gran patriota. En aquella ocasión terminó
con un Viva! A Cuba y la Caridad. Fue muy hermoso
También tuve la oportunidad de compartir con este hermoso
matrimonio en una excursión a San Agustín. De nuevo la jovialidad de Pepe nos
conquistó a todos durante la excursión. Y los cuidados de Lila a Pere eran
evidentes en todo momento.
Pero el recuerdo que siempre me acompaña es el de su
presencia cada domingo en la misa. Su desfile junto a Lila junto a otros
matrimonios de nuestra parroquia en el desfile de ese ministerio.
El ejemplo de alegría y jovialidad a pesar de los años
han dejado una huella en mí. El ejemplo de un matrimonio bellísimo deja a otros
más jóvenes una guía a seguir.
Pepito ha sido llamado a la casa del Padre. El Señor ha
confiado mucho en la fortaleza de Lila y su fidelidad para esperar con fe hasta
que le llegue su turno. Estos seres humanos han dejado huellas en mí y me han ayudado mucho a crecer en mi espíritu.
Gracias, amigos, y sobre todo, gracias Señor.
Descansa en paz, José López y que Dios y la Virgen te
bendigan siempre.