
Esta elevación localizada unos 500 metros
sobre el nivel del mar conserva aún la vegetación original, nunca ha tenido que
ser reforestada. Originalmente esta visita no estaba planificada pero tuve el
gran privilegio de poder visitar este maravilloso lugar.
En el Viejo Testamento, I Reyes 18:20-40 se
relata la batalla del profeta Elías con los sacerdotes de Baal en este lugar. Como
recordatorio de ese acontecimiento existe un monumento al profeta Elías.
Me sentí especialmente conectada con el
lugar, tal vez por las muchas coincidencias que me unen personalmente a él.
El nombre del convento que existe en ese
lugar “Stella Maris” (Estrella del Mar). La advocación de la Virgen del Carmen
está relacionada a este lugar y ella es la patrona de Cojímar, mi adorado
pueblo de pescadores. Los marineros confiaban su rumbo a las estrellas. De aquí
la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las
aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Se cuenta que el carmelita San Simón Stock
pasó por aquí antes de su célebre visión del escapulario carmelita.
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es
la Virgen del Carmen, es decir la que desde tiempos remotos allí se le venera.
Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A
los Carmelitas se le conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella
ven el cumplimiento del ideal de Elías. Llegaron incluso a llamárseles:
"Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión
religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella,
como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella a
Cristo.
Dos doctoras de la iglesia a las que mucho
quiero y al que está vinculado mi segundo nombre, Santa Teresa de Ávila y Santa
Teresita del Niño Jesús, eran miembro de la orden de las Carmelitas Descalzas.
Realmente esta visita fue un gran regalo de
mi Señor, le doy gracias a Dios.
Estela Teresita Delgado.