Sunday, December 1, 2013

Algunas reflexiones sobre los impuestos



Una de las primeras expresiones que me sorprendieron en este país la emitió mi cuñada. Sus padres la trajeron a los Estados Unidos a los dos años de edad, por lo que su educación y formación es la de una ciudadana de este país. Recuerdo que ella reclamó algo y argumentaba que ella no pagaba impuestos para eso. Y exigió respeto y explicación.

Eso fue totalmente novedoso para mí, pero ahora lo comprendo. Los ciudadanos están orgullosos de pagar impuestos porque eso implica que se sostienen a sí mismos, y saben que ese pago es absolutamente necesario para contribuir al pago de la policía, los bomberos, la infraestructura y otros gastos comunes. Aquí los ciudadanos pagan los impuestos, y en base a lo recaudado se hace el presupuesto del estado. Eso es lo que explica las duras discusiones en el cómo usar el dinero, el nivel de endeudamiento, el déficit y sobre todo el alza o disminución de los impuestos.

En el sistema comunista el estado toma posesión de los medios de producción para su administración, y se elimina la propiedad privada. Ya eso es una base fatal, pero la organización de la economía en la práctica es mucho peor.  Realmente  no recuerdo en nada de la teoría marxista que se obligara a funcionar de una manera tan macabra e ineficiente.

Me imagino que los rusos, que estaban casi en el feudalismo cuando se produjo la revolución,  lo aplicaron así y luego se fue copiando. El hecho es que el ciudadano no recibe el salario  que se le debe por su trabajo, sino que casi lo que recibe es un dinero de bolsillo, un estipendio para gastos menores, y el estado se queda con casi todo el dinero y lo maneja a su antojo.

Al no haber contabilidad, ni oposición, ni poder judicial, pues de ese saco se usa todo como mejor le plaza a alguien. Los resultados en Cuba están a la vista. Excesivo endeudamiento, ineficiencia de la economía (prácticamente hay que importarlo todo) y una dudosa contabilidad. Por ejemplo, los ingresos del grupo Gaviota, producidos con bienes del pueblo cubano, no entran al presupuesto nacional y se utiliza por Raúl Castro como le convenga.

Al llegar a los Estados Unidos los cubanos enseguida se adaptan. La lógica dice que mientras más impuestos uno pague eso implica que ha ganado más, así que es un mal necesario, siempre que el nivel de ingresos no sea abusivo. Por eso tengo confianza que con unas reglas del juego clara en una nueva Cuba los cubanos sabremos cómo organizarnos. Realmente no hay que inventar el agua caliente. El sistema opera en casi todo el mundo occidental con eficiencia.

Estela T. Delgado

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