He
leído en Martí noticias un artículo muy interesante de Juan Juan Almeida.
A
los cubanos les gusta mucho la cerveza, para muchos no existe nada mejor que una
cerveza fría de buena calidad para refrescarse del calor. Pero en fechas recientes no se podía
encontrar cerveza en ningún restaurante del estado, las tiendas TRD. Sin
embargo, la fábrica de cerveza del
estado estaba cumpliendo los planes de producción
La
reacción lógica en una sociedad de libre mercado hubiera sido comprar más
insumos, aumentar la producción y ganar
mucho, mucho dinero. Pero en Cuba no
existe esa lógica.
La
investigación de varios meses del misterio de la “desaparición” de la cerveza
en las redes estatales llevó a descubrir que se desviaba a los cuentapropistas,
a pesar de la regulación que prohíbe que los cuentapropistas compren
directamente de la fábrica (otra aberración).
Lo
curioso es que los cuentapropistas compraban por medio de empresas estatales
legalmente autorizadas y les pagaban comisión a los funcionarios que lo
permitía. Realmente no ha existido robo.
El
sentido común refleja que es necesaria la existencia de distribuidores que
vendan directamente a los negocios
minoristas. Pero ya sabemos que ese es el menos común de los sentidos. La
dirección del país le teme a la independencia financiera de los cubanos, por
eso los quiere en un puño. No hay solución, los caga-poquito nunca dejaran de
serlo.
Actualmente
hay 43 procesados y se esperan muchos más, pues hay varios en fuga. Esa es la
realidad de Cuba y el motivo por el que tantos buscan abandonar el país,
sencillamente para tener la libertad de desarrollar su iniciativa privada. Eso
no es un tema económico, es un tema político.
Estela Teresita Delgado