Al hacernos esta pregunta sobre la vida en la isla antes de. 1ro de
enero de 1959 las respuestas varían desde los que afirman que era un infierno
hasta los que aseguran que era un paraíso. En mi opinión lo más relevante de
ese periodo es que los cubanos éramos una nacionalidad unida, con diferentes
retos, con diversas situaciones, pero solo un pueblo.
El origen de mi familia es humilde, nunca tuvimos nada que nos sobrara,
y trabajaban cada día para vivir y avanzar en la vida. Mi madre y mi abuela
eran empleadas domésticas. En ocasiones se encontraban con empleadores que no
las consideraban y los dejaban, pero las más se encontraron con personas muy
buenas. Gracias a la señora Mercedes pusimos en nuestra casita de Cojimar la
luz eléctrica y el agua corriente. Recuerdo cuando yo era pequeña que me llevaba
a una casa muy bonita donde me trataban con mucho cariño.
Una de las mejores amigas de mi mama en ese entonces era de la raza
negra. Cuando ella tenía que trabajar o tenía alguna gestión me dejaba con la
negra Emérita, y ella y sus hijas me trataban con un cariño enorme, igual que
siento por ellos hasta el día de hoy. El varón Mano nos montaba en el carro e íbamos
a comprar cangrejos a la plaza del mercado en La Habana.
He leído un libro de un compatriota que era el jefe del sindicato de los
autos de alquiler, y ella reflejan sus luchas, las huelgas, sus discusiones con
senadores y congresistas, y el mismo presidente Batista lo recibió y resolvió las
querellas. No éramos una sociedad perfecta, pero funcionaba la libre expresión,
la diversidad en la prensa, y existía la esperanza de trabajar para mejor.
Pero llego la ruptura y nos dividimos en dos: los gusanos y los
revolucionarios. Los revolucionarios se suponen son los verdaderos patriotas,
los únicos que tienen la verdad en la mano, los que buscan la justicia social,
la soberanía y todo lo bueno que puede existir. Los gusanos se suponen sean
vende patria, anexionistas, abusadores, malignos…Esa ruptura y división es
absolutamente necesaria para que una cúpula pueda mantener reprimida a la población.
Es tan importante esa división que en momentos de crisis como el huracán Irma
ni siquiera permiten que el pueblo en el exilio ayude a su pueblo que sufre, y
eso parte el corazón.
Las escrituras dicen que se conoce el árbol por sus frutos, y más tarde
o temprano la verdad saldrá a la luz. Le pido a Dios que guie a mi pueblo hacia
el amor.
Estela
Teresita Delgado
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