Posiblemente algunos quieran ser
calificados como “malos” para atemorizar, diferenciarse de los demás o algún
otro objetivo retorcido. Creo que la mayoría de las personas le gustan que los
consideren buenos. Tal vez seria piadoso decir que todo el mundo es bueno, pero
en ocasiones actúan mal o en punto del camino desvían su rumbo.
Los buenos tienen muchos retos. El profeta Jonás fue enviado a pregonar
a Nínive, y tomó el rumbo contrario para no enfrentar la tarea. Cuando fue
enviado por segunda vez hizo tan bien su trabajo que los habitantes de la
ciudad se arrepintieron y pidieron perdón. Cuando Dios los perdonó, Jonás se
enojó porque había quedado mal.
El fariseo creía hacer todo bien y menospreciaba al resto. En su oración
decía: “Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano, ayuno dos veces a la semana,
diezmo de todo lo que gano”.
En el parabala del hijo pródigo, el hijo mayor que cumplía con todo como
debía, cuando vio que el padre perdonaba al hijo que se había equivocado dice
el evangelio:” El hermano mayor se enojó y no quería entrar”.
Aunque estemos en lo correcto, menospreciar a los demás, quitarles a
otros la oportunidad de rectificar su rumbo, sentirnos superior, querer tener la
razón a costa de resaltar los errores de otros, esas y otras actitudes no son
lo mejor del ser humano.
Al tratar del tema de Cuba considero que como dijo San Juan Pablo II
“sin justicia no puede haber verdadera paz”.
Además de ello, es necesario reconocer que hemos tenido condiciones que han propiciado que muchos compatriotas hayan desviado su rumbo. Sin una MASA CRITICA del lado correcto no se puede ganar la guerra, y ese tiene que ser el objetivo. Llamar al cambio individual y acoger a los arrepentidos es necesario, y además aplicar la justicia en los casos que proceda.
Estela Teresita Delgado
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