Un profesor de la ESADE (Escuela Superior de Dirección
y Administración de Empresas) de Barcelona, nos puso un interesante ejercicio. Primero teníamos que dar en un tiempo
determinado, nuestra mejor respuesta poniendo en orden de importancia unos
veinte o veinticinco objetos en una situación difícil que nos describió. En una
segunda parte nos agrupó en seis o siete estudiantes, teníamos que elegir un
líder, y hacer una respuesta de equipo a esa misma pregunta.
Finalmente el profesor nos comunicó lo que era
considerado por los expertos la respuesta mejor, y cada objeto tenía cierto
puntaje. Lo que se consideraba normal es que el resultado individual estuviera
por debajo del resultado del equipo, lo que demostraba que la opinión colectiva
y el intercambio de conocimientos enriquecen las decisiones. Si el resultado
personal estaba por encima indicaba que no quisiste, o no fuiste capaz de
explicar y convencer sobre un punto en el que tenías razón.
Al final quedaba demostrado la importancia de un
buen jefe de equipo, y la importancia de discutir ideas y compartir conocimientos.
Ciertamente fue un ejercicio que me gustó mucho.
Eso se aplica en todas las esferas de la vida. Los
directores de empresa son líderes administrativos que ganan bastante más que el
resto, pero de sus decisiones, estrategia y políticas dependen el buen ambiente
en la empresa, la motivación y los resultados.
Las unidades administrativas territoriales, ya sea
a nivel de alcaldía, gobernación o nación necesitan de buenos líderes de
equipo. Pero para evitar el mal uso del poder se dictan las regulaciones y
leyes de su trabajo. Los encargados de hacer esas guías son los concejales, los congresos y los senados.
Los miembros de las instituciones a los diversos niveles son los representantes
de los que los han elegido, para legislar a su favor. Eso es democracia y eso
es político.
La palabra política según
entiendo viene del griego y es lo relativo a las ciudades y lo los asuntos del
ciudadano. Y la realidad es que todos
los miembros de una sociedad están vinculados a la política, lo quieran o no: o
influyes en los impuestos, o pagas más impuestos, o influyes en la política de
empleo, o puedes resultar desempleado, o influyes en las leyes educativas o los
niños tendrán que estudiar en aulas de cincuenta alumnos, por ejemplo.
Los cubanos decimos que
la política es cochina y no quieren involucrarse. La realidad es que si dejamos
la política en manos de unos aprovechados, y no exigimos nuestro derecho a
decidir, pues tendremos en nuestro país las nefastas consecuencias que hoy
enfrentamos. Lo digo sin reservas, me gusta la política y quiero participar en
ella.
Estela Teresita Delgado
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