En el día de hoy la iglesia católica tiene en sus
lecturas un fragmento del libro de Job. Al leerlo no pude dejar de pensar en mi familia,
mis amigos y compatriotas cubanos que no conozco y que tal vez se encuentren
sufriendo una etapa similar. El fragmento es el siguiente:
Job 7:1-4,
6-7
¿No es una milicia lo
que hace el hombre en la tierra? ¿No son jornadas de mercenario sus jornadas?
Como esclavo que suspira por la sombra, o como jornalero que espera su salario,
así meses de desencanto son mi herencia, y mi suerte noches de dolor.
Al acostarme, digo: «¿Cuándo
llegará el día?» Al levantarme: «¿Cuándo será de noche?», y hasta el crepúsculo
ahíto estoy de sobresaltos. Mis días han sido más raudos que la lanzadera, han
desaparecido al acabarse el hilo. Recuerda que mi vida es un soplo, que mis
ojos no volverán a ver la dicha.
Los que amamos también
sentimos en nuestra carne esos dolores, con la impotencia en muchas
oportunidades de no poder ayudar.
Pero tenemos que
recordar que luego de esta etapa que refleja ese fragmento, el Señor ayudó a
que Job no sólo recuperara todo lo que tenía, sino que se multiplicaran sus
bienes y su dicha. Esa confianza en Dios es la que nos anima a seguir adelante.
El futuro de nuestra patria será esplendoroso una vez que superemos esta
terrible etapa de sombras. Tengamos confianza.
Estela Teresita Delgado
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