Wednesday, January 20, 2016

Recordando a José Martí. # 1


En unos días se cumplirán 163 años del nacimiento de José Martí, el que se produjo en una humilde casita en el número 41 de la calle Paula, en la Habana, el 28 de enero de 1853. No sólo los cubanos conocemos de la excelencia de José Martí, pues vivió en España, México, Guatemala, Venezuela y Estados Unidos; fue poeta, profesor,  periodista, escritor, filósofo y líder de la guerra de independencia de Cuba; son muchas las facetas en las que se destacó José Martí. Una de las que más admiro de Martí es la finura de su espíritu.

Una de mis cartas favoritas fue la que le envió a María Mantilla aproximadamente un mes antes de morir, cuando aún se encontraba en Cabo Haitiano. Esa carta parece estar dirigida a todas las mujeres, y en especial a las jóvenes.

          “Y mi hijita ¿qué hace, allá en el Norte, tan lejos? ¿Piensa en la verdad del mundo, en saber, en querer,-en saber, para poder querer,-querer con la voluntad, y querer con el cariño? ¿Se sienta, amorosa, junto a su madre triste? ¿Se prepara a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida, para ser igual o superior a los que vengan luego, cuando sea mujer, a hablarle de amores,-a llevársela a lo desconocido, o a la desgracia, con el engaño de unas cuantas palabras simpáticas, o de una figura simpática? ¿Piensa en el trabajo, libre y virtuoso, para que la deseen los hombres buenos, para que la respeten los malos, y para no tener que vender la libertad de su corazón y su hermosura por la mesa y por el vestido? Eso es lo que las mujeres esclavas,-esclavas por su ignorancia y su incapacidad de valerse,-llaman en el mundo “amor”. Es grande, amor: pero no es eso. Yo amo a mi hijita. Quien no la ame así, no la ama. Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento y respeto.- ¿En qué piensa mi hijita? ¿Piensa en mí?”

En ese primer párrafo Martí con ternura paternal le plantea a María la importancia de que la mujer se prepare para la vida y para el amor.

En otro segmento más adelante le dice:

         Cuando alguien me es bueno, y bueno a Cuba, le enseño tu retrato. Mi anhelo es que vivan muy juntas, tu madre y ustedes, y que pases por la vida pura y buena. Espérame, mientras sepas que yo viva. Conocerás el mundo, antes de darte a él. Elévate, pensando y trabajando…”

Al referirse a un libro que le envió comenta: “Léelo, y luego enseñarás. Enseñar, es crecer.”

Si yo tuviera una hija mujer leería esta carta junto con ella, la analizaríamos juntas y discutiría cómo se refleja en la actualidad  lo que ahí se dice. Esa frase del primer párrafo donde le recomienda prepararse para no vender la libertad de su corazón y su hermosura por la mesa y el vestido es clave.

José Martí inspira hoy a los cubanos que aman la a patria al igual que hace ya más de cien años. Gracias, Señor, por hacer que tuviéramos una figura de ese nivel en nuestra América.

Estela Teresita Delgado

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