Hice todo lo posible por no perderme ni un detalle de la transferencia de
poderes del Presidente Barack Obama al Presidente Donald Trump, al igual que vi
la de Bush a Obama y la de Clinton a Bush. Al ver tan emotivo acontecimiento no
puedo evitar pensar que jamás he podido vivir algo similar en Cuba.
En mi isla el ciudadano no vota por el presidente ni por los delegados a la
Asamblea Nacional que votan por el presidente. El ciudadano tampoco vota por la
Asamblea Provincial ni siquiera por la dirección de la Asamblea Municipal. La
voluntad ciudadana está representada por las “organizaciones de masa”, que al
decir de Lenin y Fidel Castro son las “correas de conexión” para transmitir la
voluntad del partido a los ciudadanos.
Es decir, en Cuba se hace sólo una comedia de lo que realmente constituye
una tragedia. El funcionario designado por el partido único responde a ese
partido y no necesita satisfacer las necesidades del ciudadano de a pie.
Luego de 58 años en el poder, de tener el control absoluto de los medios de
comunicación y haber educado a varias generaciones en la fallido ideología del
comunismo, Raúl Castro al igual que su fallecido hermano, no tiene la elemental
valentía de someter al voto popular la evaluación de su gestión. Si eso no es
cobardía e inseguridad, no hay algo que se le pueda parecer más.
En su discurso inaugural el Presidente Trump declaró:” América primero”. Será
hermoso que un día los cubanos podamos decir en nuestra patria: “los cubanos
primero”. Ese día en que podamos elegir a un presidente democráticamente nuestro
corazón se llenará de gozo. Es tan bello el sueño que vale la pena trabajar por
él.
Estela Teresita
Delgado
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