La nostalgia por el socialismo y el comunismo ha
invadido a algunos países del este de Europa y otras regiones. Muchos se
preguntan cómo es posible ese sentimiento luego de conocer los desastres del
sistema. A mi entender influyen dos factores fundamentales.
Por un lado, se encuentra la tendencia del ser
humano a volver al mal anterior, la mentalidad del menor esfuerzo, o como
quiera llamársele. Recordemos que el pueblo judío vivía como esclavo en Egipto,
trabajaba largas jornadas en condiciones difíciles y Dios los sacó de Egipto luego
de hacer grandes maravillas. En cuanto estaban libres en el desierto comenzaron
a murmurar: “¡Ojalá Yavé nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos
junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Ustedes, en cambio,
nos han traído a este desierto en que todo este gentío morirá de hambre”, Éxodo
16:2
La otra causa de este fenómeno es que el cambio no
se ha hecho de forma correcta, pues no se le ha dado fuerza al ciudadano ni se
ha fortalecido la clase media. En muchos de esos países los ex funcionarios
corruptos del gobierno anterior se han apoderado de los medios económicos y se
han hecho los nuevos ricos, por lo que el ciudadano de a pie solo ha visto un
ligero cambio de jefes. ¿Quién era Putin? ¿Quiénes son los comerciantes en esos
países?
A los cubanos nos puede ocurrir igual sino
aprendemos de las experiencias de otros. Es necesario trabajar sobre la nueva Constitución,
cómo vamos a elegir al Presidente y cuales potestades tendrá, el sistema de
control y balance, las medidas para hacer posible el crecimiento de la clase
media, la transparencia en temas económicos, y otros aspectos.
Afortunadamente no hay que comenzar de cero. El señor
Rafael Díaz Balart hizo una labor muy importante propiciando encuentro entre politólogos
y expertos en varias ramas y hay constancia escrita de ello. Es importante
reunir a toda la intelectualidad, consultar al ciudadano de a pie y caminar por
ese rumbo. Y comunicar, comunicar, comunicar, que todos estén bien claros en el
tema.
Estela Teresita Delgado