Hace unos meses recomendé en mi blog el
libro “La historia de mi vida” del cubano Sergio Morales. En una de las anécdotas
cuenta el problema que se le presentó como secretario del sindicato de autos de
alquiler particulares, específicamente a la piquera situada en Casa Blanca.
“El centro turístico estaba en la
misma Fortaleza de la Cabaña, un castillo construido en la época colonial y
donde aún funcionaba un regimiento con guarnición militar. Para llegar al
puerto de La Habana, y viajar en unas lanchitas que los cruzaban hasta el
puerto de Casa Blanca”.
“Los taxis se habían ubicado allí para
servir a los turistas, por muchos años existía esa fuente de trabajo con un
buen número de choferes”.
El presidente del Instituto de Turismo quiso
ofrecerle un permiso oficial a un amigo para que operara ómnibus, lo que
eliminaba los taxis. Este señor era también el administrador del puesto de la
Habana y compadre del Presidente Fulgencio Batista.
Morales quiso conseguir apoyo de
otros sindicatos y no la obtuvieron, incluso quisieron pagarle para que se
callara. Los choferes se reunieron y escogieron un grupo. Tomaron una Iglesia, (algo
que personalmente no apruebo), se atrincheraron allí, armaron un escándalo
tremendo. Terminaron hablando con el jefe de la policía, el jefe del ejército y
el Presidente Batista intervino personalmente. Lograron sus propósitos,
conservaron sus puestos y pudieron seguir ganándose la vida.
Desde que tengo uso de razón el transporte
en Cuba ha sido un desastre y por breves periodos se ha hecho menos malo. En los
últimos tiempos ha surgido como una alternativa la opción de los particulares
que ofrecen el servicio de taxis.
El servicio de esos autos viejos, a
los que los cubanos llaman “almendrones”, no es barato para un cubano común,
porque los salarios de un cubano común son realmente ridículos. Por otro lado, los choferes tienen
que pagar licencias altas, altos impuestos, sobornos a la policía y otros
funcionarios, mantener la mecánica y el estado del auto y finalmente la
gasolina ha aumentado de precio. Eso ha provocado que el precio de los
almendrones siga creciendo.
Los burócratas que no hacen su
trabajo de garantizar el transporte público, se involucraron en regular el
sector privado. Hace unos meses el
Consejo de Administración Provincial de Ciudad de La Habana implementó el
acuerdo 185 estableciendo precios como los que estaban antes. Los choferes han
respondido acortando los viajes, lo que produce que una persona para un viaje
largo tenga que combinar dos o tres almendrones y perder muchísimo tiempo en la
gestión.
Lo anterior ha traido como consecuencia que algunos
choferes pierdan sus licencias y hay menos autos disponibles, La situación actual es muy insatisfactoria para
todos.
Aquí les cuento cómo eran las cosas
cuando las personas tenían el derecho a protestar y exigir sus derechos. Unos
protestan contra los choferes, no con la misma energía con la que le exigen a
la administración. Los choferes reaccionan cada uno como puede, y separados no tienen fuerza. . La vida sigue
igual. El que tenga oídos, que oiga
Estela Teresita Delgado
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