
Una criada hebrea le recomienda ir buscar solución a su problema en
Israel y luego de varias gestiones llega a la puerta del profeta Eliseo. El
profeta le manda un emisario y le prescribe bañarse siete veces en el rio Jordán.
El comandante se enfureció, porque en su territorio, actual Siria, existían
también grandes ríos, Damasco, el Abna y el Parpar. Sobre todo, el jefe militar
esperaba algo difícil, no algo fácil. Un criado se acercó al Naamán y le dijo: “¿Padre
mío, si el profeta te hubiera pedido algo difícil no lo habrías hecho? ¿Por
qué, pues, no lo haces cuando te dice: ¿Lávate y quedaras sano?
Naamán se bañó en el rio Jordán como le habían dicho, se sano de inmediato
y comenzó a adorar al Dios de Israel.
Es curioso, en ocasiones buscamos soluciones difíciles y no queremos
intentar lo fácil.
Como dijo la Madre Teresa de Calcuta: “No siempre podemos hacer grandes
cosas, pero si podemos hacer pequeñas cosas con gran amor”.
Que Dios guie nuestros pasos para la solución del problema de nuestra
patria que sufre inútilmente.
Estela
Teresita Delgado
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