Desde tiempos muy antiguos los seres humanos hemos
emigrado, ejemplo de ello fueron las tribus nómadas en tiempos ya muy lejanos.
Podemos encontrar otros ejemplos en la Biblia, cuando Los hermanos de José
fueron a Egipto a buscar alimentos porque su región sufría una sequía
prolongada, o cuando José huyó con la Virgen María y el pequeño Jesús a Egipto
para protegerlo de Herodes.
También desde entonces se han visto abusos a los
emigrantes, recordemos que los judíos vivían como esclavos bajo el faraón, y
que fueron liberados por Dios bajo el liderazgo de Moisés. En la historia más reciente,
hemos conocido de la exterminación de millones de judíos bajo el fascismo.
Con la división político administrativa del mundo
actual se establecieron las fronteras, y con ello el derecho de cada país a
decidir a quién autoriza a vivir en su territorio. Sea justo o no, esa es la
ley vigente, y los cubanos lo sabemos muy bien. Si un balsero cubano llega a
Bahamas es llevado a prisión, en muchas oportunidades es abusado antes de ser devuelto
a la isla. En otras islas no logran ni poner un pie en tierra; y en muchos
aeropuertos del mundo son retenidos y luego deportados. Pero a pesar de ello,
unos dos millones de cubanos viven fuera de la isla.
Cuando la necesidad de emigrar es mayor que los
riesgos que se corren, muchos arriesgan su vida para irse a otros países, y eso
incluye todas las nacionalidades y varias regiones del mundo: desde África a
los países del Mediterráneo, desde los países del Mediterráneo al Norte de Europa,
de América del Sur y Centroamérica al Norte, y también en Asia se encuentran
diversos ejemplos. Es un proceso que tal y como están las cosas en el mundo
actualmente, parece no tener un final cercano.
Trato de hacer un análisis balanceado, pero como inmigrante
mis simpatías están con la comunidad de la que soy parte; y ello se afianza
además porque conozco excelentes seres humanos que no han tenido otra
alternativa que no sea el inmigrar ilegalmente.
Sin embargo, analizando el tema sin pasión, algo
muy difícil para nosotros los hispanos, los Estados Unidos de América tienen el
mismo derecho que cualquier otro país a determinar a quién quiere aceptar en su
territorio. En mi opinión, sus leyes migratorias se han quedado estancadas en
los conflictos bipartidistas, y no están actualizadas con el mundo actual, las
necesidades de inmigración desde otros territorios, y las necesidades de la
comunidad empresarial de los Estados Unidos. Por ello, entre otros motivos, la
inmigración ilegal es una realidad.
Es cierto también que en algunos puntos de la frontera,
terrestre y marítimas, existe gran relajamiento. Por ejemplo, en días recientes
un inmigrante ilegal mató a una joven Estadounidense en la ciudad de San
Francisco, y ese señor había entrado cinco veces por la frontera ilegalmente y
se encontraba bajo libertad provisional. Seamos sinceros, muchos conocemos miembros de nuestra
comunidad que han entrado ilegalmente más de una vez por la frontera.
En las cárceles de los Estados Unidos hay miles de
inmigrantes acusados de robo, abuso, violación, tráfico de drogas, secuestro, y
otros delitos. Esa es la pura verdad. Es también cierto que ellos no
representan la mayoría de los inmigrantes, y que hay muchos más nacionales de
este país en prisión acusados de esos mismos delitos. La diferencia entre los
nacionales y los importados, es que ellos están obligados a lidiar con sus
propios violadores de la ley, pero no con los de otras nacionalidades. Y eso no
se reduce a una nacionalidad, hay cubanos, haitianos, centroamericanos, mexicanos
y originarios de América del Sur.
Algunos individuos y empresas han sido manipulados
por políticos por las palabras del candidato Donald Trump. Es mi opinión que si
reaccionáramos con igual indignación contra los actos ilegales de nuestra
comunidad, tendríamos una mejor imagen en este país. Esos criminales son tan indeseados en los
Estados Unidos, como lo son en nuestros propios países.
Es vital no dejarnos manipular por uno u otro
partido por un motivo elemental: necesitamos una ley nueva de inmigración,
necesitamos que puedan lograr una legalización millones de personas, y eso sólo
lo lograremos con una negociación bipartidista sobre este tema.
Estela T. Delgado
No comments:
Post a Comment