Sunday, September 20, 2015

PADRE NUESTRO


          En  el  capítulo 6 del evangelio de San Mateo Jesús le dice a sus discípulos: “Ustedes, pues, recen así:”. Las dos palabras que siguen son: Padre nuestro. Luego de ellas le siguen otras que presentan siete peticiones, las que a su vez forman parte de la oración que se repite cada día en la misa y en muchas oportunidades de desesperación.
          El sacerdote José del Olmo con frecuencia nos decía: “El Padrenuestro es la oración más fácil de aprender y más difícil de vivir.  He comprendido la profundidad de esa frase. Se podría hablar muchísimo de cada petición y todo lo que esa oración implica. Deseo compartir con ustedes algunas ideas.
          Al decir “Padre” estamos reconociendo una relación muy especial con Dios, nos reconocemos hijos. La relación normal con un padre implica respeto, consideración, confianza, pero sobre todo implica amor. A un padre se le da prioridad y  se le entrega tiempo. La relación entre un padre y un hijo se  teje a cada instante y en toda circunstancia.
          La segunda palabra es mucho más compleja, es la palabra “nuestro”. Si nos consideramos hijos y decimos “nuestro” eso implica que todos los seres humanos son mis hermanos. No sólo las personas vinculadas a uno por la sangre, sino todos. Sin importar raza, cultura, creencia religiosa, opinión política, fallas, equivocaciones, belleza, edad… Es muy difícil.
          He conocido personas que son excelentes amigos, excelentes padres, excelentes profesionales, pero que son capaces de matar a un enemigo. Y digo matar, quitar la vida de un semejante. He conocido personas que tienen aspectos humanos excelentes pero que son racistas o discriminan a otras nacionalidades. Otra manifestación de la falta de amor es criticar y el chismear sobre otros.   Yo misma reconozco que  tengo estar alerta para que mis comportamientos sean congruentes con la afirmación de considerar a todos mis hermanos.
          Cuando de política se trata y tenemos un adversario al frente los fuegos se encienden, la sangre hierve en las venas. A esa hora podemos decir todos los malos deseos que salgan de nuestra bilis y las palabrotas afloran.
          Lo anterior no implica dejar de condenar las malas acciones, que no se aplique la justicia cuando sea necesario o dejar de defender posiciones justas. Al contrario, es necesario hacer todo eso para que las personas que estén en un error tengan la oportunidad de rectificar, sin dejar de recordar que sin justicia no se logra la paz duradera.
          Dijo Jesús: “Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores”.   Jesús en el capitulo anterior del evangelio de Mateo había dado otro antecedente: “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué merito tienen? Y luego: “Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial?”
           Definitivamente, sí que es difícil vivir esa oración. Es necesario rezar meditando la importancia de cada una de las palabras que expresamos.
          Una vez que uno hace suyo el Padrenuestro no queda de otra más que intentar vivirlo y recordar lo que El Señor nos dijo: “Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo”.

Estela Teresita Delgado

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