En el verano de
1976, un año antes de graduarme como técnico medio en traducción, tuve la
oportunidad de trabajar como práctica pre profesional en el Campamento Internacional de Pioneros en
Varadero. Aunque aún no se había terminado del todo ni estaba inaugurado
oficialmente, la instalación era fabulosa. Estaba localizado en uno de los
mejores lugares de la península, posiblemente
en la actualidad ahí se encuentra un hotel de lujo.
En aquella
oportunidad se me asignó la delegación de niños palestinos. Eran niños que ya
llevaban su vida marcada por la muerte
de algún familiar cercano y por la violencia en la región. El niño más pequeño
se llamaba Omar y tenía sólo diez años. No sé si aún estará vivo, si tiene
familia o es un terrorista. Ya en ese entonces el pequeño de diez años podía
armar y desarmar una ametralladora AKM con los ojos vendados.
El conocimiento de
un arma y el mantenerla engrasada y lista puede determinar en algunas ocasiones
la vida o la muerte. No se concibe un entrenamiento militar que no incluya el manejo y mantenimiento del arma de
combate.
Sin embargo, tengo
la impresión que muchos católicos no conocen la enorme fuerza de una de
nuestras armas más efectivas: el Santo Rosario. Yo llevo siempre en mi cartera
un rosario y me gusta cuando hago viajes largos rezar el rosario. Creo que una
santa lo rezaba al pelar las papas y fregar las calderas en el convento. Ese es
un ejercicio de la mente, no del cuerpo; aunque indudablemente algunos momentos
y condiciones son más propicios. Pero lo cierto es que no hay excusa para no
rezar el rosario.
Personalmente he
tenido experiencias increíbles con el rosario. Por ejemplo, en una ocasión
estaba manejando y rezando y casi delante de mí se produjo un accidente de
tránsito tremendo en el que gracias a Dios no estuve involucrada. ¿Casualidad?
Bueno, yo le di de inmediato gracias a Dios y oré por las víctimas. En los
momentos más difíciles he rezado el rosario y nunca he salido defraudada. El
que quiera creer que lo haga y el que no, es su opción. Yo sinceramente tengo esa
certeza.
He visto algunos
jóvenes utilizándolo como un elemento del vestuario colgado al cuello. Otros
conocen del rosario por oídas. Sin embargo, el Santo Rosario es mucho más. Así
como el diccionario y el calendario reflejan un conjunto, el rosario también lo es, pero constituye un conjunto
de rosas. Es importante recordar que cada oración es una rosa. ¿Cómo se trata
una rosa? ¿Cómo se disfruta una rosa?
He escuchado que algunos dicen que se duermen
con las repeticiones. A mí lo que más trabajo me da es mantenerme enfocada porque
cuando empiezo a meditar vuelo alto.
El rosario cuenta
con cinco misterios, cada uno formado por 10 cuentas seguidas y una cuenta a
mayor distancia. Antes de cada misterio se reza la oración que Jesús nos dejó,
el Padrenuestro, por cada cuenta un Ave María, y al final un Gloria. Cada misterio del rosario se analiza una
etapa de la vida de Jesús y su mensaje. Esos temas son diferentes cada día de
semana.
Les aseguro que es
un arma tremendamente efectiva y poderosa. No deseo aburrir al lector, el
interesado que busque más información porque ciertamente está disponible en
muchísimas fuentes.
Que Dios los bendiga.
Estela Teresita Delgado
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