Un día como hoy,
hace 85 años, nació mi padre. Estuve ausente de este cumpleaños, como he estado
ausente en la mayoría de los otros. Esta ha sido una ocasión más de frustraciones
y anhelos, pero como con el paso del tiempo uno se percata de lo efímero de la
vida, me atormenta haber perdido tal vez la última oportunidad.
Mi padre nació en
una familia pobre y desde pequeño comenzó a trabajar. Eso es lo que ha hecho
toda su vida, trabajar, hacer patria y trabajar. Era parte de esa generación de
cubanos que no esperaba que le dieran nada, salía a buscar lo que necesitara
con su trabajo. Si se acababa el trabajo en un sector se iba a otro, si se
terminaba en una provincia se iba a otra. Eran los tiempos donde toda Cuba era
de todos los cubanos.
Al llegar Castro
al poder inmediatamente se puso en su contra. Arrancó en el 1959 en La Rosa
Blanca y luego en otra organización donde llego a ser comandante de la contrarrevolución
hasta que cayó preso, Le cambiaron el paredón por muchos años de cárcel hasta
que en una negociación alrededor del 80 salió de la cárcel al exilio. Como se había
separado de mi madre cuando era pequeña, hasta llegar a este país me sobraban
los dedos de la mano para contar las veces que lo había visto personalmente. Durante
los años que estuvo en prisión perdió a mi abuela, profundamente sufrida por la
prisión de su único hijo, y perdió muchos años de presencia en la vida de su
segunda esposa y en la vida de mi hermano y en la mía. Si bien muchos cubanos
no hemos hecho nada, hay muchos que hicieron bastante y perdieron todo.
Conocí a mi padre
aun fuerte y alegre, lleno de optimismo y pasión cuando hablaba de política y
de Cuba. Ahora al verlo con pasos lentos y lagunas en la memoria me conmuevo.
No escribo para
mi padre, el nunca aprendió a leer o escribir. Escribo cuando estoy triste y
cuando estoy contenta, e incluso hago algunas rimas en momentos de mucha
emoción. Creo que hoy pudiera hacer un poema. Pero sencillamente hoy rezo por
mi padre y por tener otra oportunidad de decirle personalmente: Felicidades,
papá.
Estela Teresita Delgado.
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