Saturday, May 6, 2017

El poder de un encuentro


Saulo nació en Tarso, una zona que pertenece actualmente a Turquía. Este joven procedía de una familia rica y era ciudadano romano, lo que en ese tiempo era un privilegio. Hablaba el griego y el arameo. Su educación estuvo a cargo de un famoso rabino judío.

Cuando asesinaron al primer mártir, a Esteban, el joven Saulo estuvo presente y estuvo de acuerdo con el asesinato. Ese fue el comienzo de una gran persecución de los cristianos en Jerusalén, y uno de los perseguidores más encarnizados fue Saulo. En los Hechos de los Apóstoles se dice textualmente: “Saulo no desistía de su rabia, proyectando violencias y muertes contra los discípulos del Señor. Se presentó al Sumo sacerdote y le pidió poderes escritos para las sinagogas de Damasco, pues quería detener a cuantos perseguidores del Camino encontrara, hombres y mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén”. Hechos 9:1-2

En el camino a Damasco se produjo el encuentro de Saulo con Jesús. Se relata en el evangelio como cayó al suelo y quedó ciego. Los que quieran conocer más detalles de ese encuentro lo pueden encontrar en los Hechos de los Apóstoles.

Saulo de Tarso se convirtió en el Apóstol San Pablo, autor del tercer Evangelio, de muchas de las cartas y a él se le debe al menos en parte los Hechos de los Apóstoles. Pablo sufrió necesidades, encarcelamiento y murió bajo tormento en su misión de propagar el Evangelio.

Si el encuentro con Jesús no transforma profundamente a la persona ese encuentro no ha sido cierto. Dios es el dueño de los corazones de los hombres y el encuentro con El transforma. Gracias, Dios mío, por tu presencia en mi vida.
Estela Teresita Delgado

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